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viernes, 29 de julio de 2011

Los Juicios de Nuremberg (Nuremberg)

Los Juicios de Nuremberg (2000)

Tras el fin de la II GM y la derrota de la Alemania Nazi, los principales dirigentes del III Reich, con Hermann Goering (Brian Cox) a la cabeza son capturados por los aliados y enviados a la prisión de Nuremberg, para ser sometidos a juicio por crímenes de guerra y contra la humanidad. El fiscal jefe del proceso, el norteamericano Robert Jackson (Alec Baldwin), ayudado por su asistente Elsie Douglas y el psicólogo Gustav Gilbert (Matt Craven) serán los encargados de encabezar la acusación contra los procesados, y en especial contra la astuta defensa adoptada por Göring frente a las acusaciones.

Esta producción televisiva, coproducida entre estudios de EEUU y Canada, reconstruye -mediante un formato a medio camino entre el telefilm y el docudrama-, el episodio histórico de los célebres Procesos de Nuremberg, un conjunto de juicios que se siguieron en dicha ciudad alemana contra los integrantes de la cúpula dirigente del III Reich entre 1945 y 1946. Con un guión basado en un libro de John E. Persico titulado “Nuremberg Infamy on Trial” ("Nuremberg: La infamia procesada"), el film reconstruye los principales episodios que rodearon el juicio seguido contra los principales responsables de la mayor destrucción sufrida por Europa y el mundo en toda la Historia de la humanidad. Un tema, por cierto, que ya había sido abordado en el clásico de 1961 Vencedores o Vencidos, si bien esta última no trataba sobre el proceso principal contra los dirigentes nazis.

En el caso que nos ocupa, Los Juicios de Nuremberg tiene varios elementos bastante atractivos para el espectador. En primer lugar es destacable la buena labor de ambientación y puesta en escena, así como la fidelidad histórica con la que se reproducen las sesionas del juicio. También acierta el guión al centrarse en el duelo dialéctico y de personalidades que se establece entre el fiscal Jackson y Hermann Goering, quien pronto se erige en el principal cabecilla de los acusados, y el más peligroso de ellos, tanto por su inteligencia y como por su ascendiente moral sobre el resto de encausados. Eso, únido a la brillante actuación de un Brian Cox, (de lejos, el más entonado del reparto) metido de lleno en el personaje del Reichsmarshall alemán, Göring, condesan los aspectos más destacables del film. Una interpretación, por cierto, que le valió al actor para hacerse con un merecido Premio Emmy a la mejor interpretación masculina en un papel secundario en la edicion de dichos premios correspondiente al año 2001.

Por lo demás, Los Juicios de Nuremberg no ofrece nada especialmente novedoso o destacable. Se limita a contar la historia del juicio desde una perspectiva más bien lineal, que no llega a transcender más allá de los hechos históricos ya sobradamente conocidos por el público mínimamente instruido en ellos. Quizás en ese sentido se echa de menos algo más de profundidad a la hora de analizar las motivaciones de los dirigentes nazis y las causas que llevaron a una nación civilizada como Alemania a ir directa a la hecatombe.

En definitiva, Los Juicios de Nuremberg es una pulcra producción televisiva, con elementos típicos del thriller judicial, que se sigue con interés por parte del espectador aficionado a los temas históricos. Quizás en el plano narrativo podría haber ofrecido algún aspecto más estimulante, pero en lineas generales entretiene contando con fidelidad los hechos que relata. Un telefilm no especialmente brillante, pero sí recomendable.

Calificación: 6/10

miércoles, 20 de julio de 2011

Dos mujeres (La Ciociara)

Dos mujeres (1960)

Italia, 1943. Ante el recrudecimiento de los bombardeos aliados sobre Roma, la atractiva Cesira (Sophia Loren) decide abandonar el pequeño comercio que regenta y emigrar al sur del país en compañía de su hija adolescente Rosetta para proteger a esta de los peligros de la guerra. Tras un largo viaje, madre e hija van a refugiarse en la casa de campo de unos parientes residentes en Santa Eufemia, un pequeño pueblo de los montes de la Ciociaria. Alli, Cesira trabará amistad con Michele (Jean Paul Belmondo), un joven intelectual antifascista que quiere unirse a los partisanos y que tratará de hacer partícipe a Cesira de sus ideas. Pese a que en principio la vida en el campo resulta plácida y tranquila, el avance de los frentes de batalla colocará a madre e hija en el centro de los combates.

Dos mujeres supuso el decimocuarto largometraje del famoso realizador italiano Vittorio de Sica, asi como una de sus más exitosas colaboraciones con la actriz Sophia Loren, que por aquel entonces contaba con 25 años de edad, pero que ya era una de las grandes estrellas del cine italiano. Curiosamente, la primera elección para el papel protagonista recayó sobre Ana Magnani, pero cuando esta declinó aceptarlo debido a una enfermedad, el productor Carlo Ponti, a la sazón pareja sentimental de Loren, logró que le dieran el papel a esta. El guión del film adaptaba el texto la novela “La ciociara” publicada en 1957, y que narraba una historia de tintes autobiográficos basada en las experiencias personales del escritor italiano Alberto Moravia durante la guerra. La película supuso el salto definitivo al estrellato internacional de Sophia Loren, quien se hizo acreedora del Oscar a la mejor actriz por su papel en la película, siendo esta la única vez que la estrella italiana lo conseguiría en su carrera, y la única ocasión en que se ha obtenido dicha estatuilla por un papel no interpretado en inglés en su V.O.

Siguiendo la línea marcada por el cine neorralista de Rosselini, Dos mujeres aborda el relato desde un prisma altamente realista, centrando la narración en las visicitudes y penalidades que sufre la población civil (italiana en este caso) atrapada entre los bandos contendientes en el conflicto. El tono empleado por De Sica para contar la historia es claramente costumbrista, presentando una serie de personajes y situaciones arquetípicos que se articulan para denunciar la crueldad y el dolor que lleva aparejados toda guerra. Es de agradecer, no obstante, que la película no caiga en el recurso del dramatismo fácil ni en la demonización de uno de los bandos. Antes al contrario, los personajes (incluidos los alemanes) son presentados desde una perspectiva bastante equilibrada, que escapa de los tópicos de rigor y que evita en todo moemento la contraposición de los "buenos" frente a los "malos". Tanto es asi que este film es uno de los escasos testimonios cinematográficos existentes sobre un crimen de guerra cometido por tropas aliadas contra la población civil, concretamente la oleada de violaciones que desataron los soldados coloniales franceses (los Goumiers) entre las mujeres italianas que cayeron en sus manos. Episodio este, el de la violación, que opera como intenso climax dramático de la narración, a la vez que sirve para poner de manifiesto la desolación y desprotección de los seres más débiles (la mujer y su hija) enfrentados al sinsentido de una guerra que no hace distinciones a la hora de esparcir la destrucción y el dolor allá por donde pasa. Todo ello realzado por el sobrio realismo de una elegante fotografía en B/N que contribuye a dotar de un mayor grado de veracidad a la narración.

Pero por encima de todo, la película se apoya, además de en unos diálogos ágiles e interesantes, en la notable interpretación de su pareja protagonista. En ese sentido, Sophia Loren ofrece una de sus mejores interpretaciones en el papel de Cesira, una mujer sensual, pero a la vez racial y de carácter, empeñada en proteger a su hija por encima de todas las adversidades, que finalmente se verá desbordada por los acontecimientos. Por su parte, un jóven Jean Paul Belmondo ofrece igualmente una sólida interpretación dando vida al joven de altos ideales e inconformista, que se verá irresistiblemente atraído por la sensualidad de Cesira.

En definitiva, Dos mujeres ofrece un más que interesante relato sobre la vida y visicitudes de la población civil en tiempos de guerra, a la vez que dibuja un contundente alegato antibélico que denuncia la sinrazón de todo conflicto bélico. Una película de personajes y con matices apreciables, ágilmente narrada, que construye una historia sobria, honesta y sincera, quizás algo falta de ritmo en alguno de sus tramos, pero bastante interesante en líneas generales. Una de esas películas que decididamente merece al menos un visionado.

Calificación: 7/10

martes, 5 de julio de 2011

La Condición Humana (III): La Plegaria del Soldado (Ningen no joken III)

La condicion humana (III). La plegaria del soldado (1961)

Tras ver como su unidad era aniquilada por los tanques rusos, Kaji en compañía de los otros dos únicos supervivientes, emprende un largo camino a pie a través de Manchuria para tratar de volver a territorio amigo. En su andadura, Kaji será testigo de toda una serie de desastres de la guerra, encontrándose por el camino a civiles desplazados y hambrientos, mujeres violadas por los rusos y aldeas devastadas por la guerra. Pero, a pesar de las dificultades, el hambre y las privaciones, el deseo de Kaji por reunirse con su mujer le impulsará a seguir adelante.

Con La Plegaria del Soldado Masaki Kobayashi ponía el broche final a su trilogía sobre La Condicion Humana, contando en esta ocasión una historia centrada en describir las penalidades materiales y humanas que toda guerra lleva aparejadas, y en especial para los individuos del bando derrotado. En muchos sentidos, puede afirmarse que esta tercera entrega es la película más completa de la trilogía, estando dividida en dos partes claramente diferenciadas. La primera, que narra los desesperados intentos de Kaji por volver a territorio amigo para buscar a su esposa, se caracteriza por el uso de unos encuadres inusuales, los monólogos interiores explicitados a través de una voz en off que nos narra los pensamientos de los protagonistas, e incluso algunos flashbacks que nos retrotraen a las dos primeras entregas de la trilogía. En el curso de su larga caminata, Kaji se verá obligado a matar y robar para sobrevivir, además de enfrentarse a los soldados rusos, los guerrilleros chinos e incluso a sus propios compañeros japoneses. En ese sentido, la película pinta un cuadro absolutamente realista, a la vez que desolador, sobre las secuelas de la guerra y como esta es capaz de avivar los peores sentimientos de los seres humanos.

De este modo, el viaje de Kaji se convierte en un auténtico proceso de desengaño moral para el protagonista, obligado a renunciar a sus propias convicciones pacifistas, y a enfrentarse a su pérdida de fe en los ideales comunistas (cuando descubre que los soldados del Ejército Rojo están violando a las mujeres japonesas) y en la propia naturaleza humana en general. Esta primera parte, narrada con notable ritmo y plena de matices narrativos, condensa a mi modo de ver lo mejor de las tres películas, logrando que el espectador realmente se haga partícipe de la bajada a los infiernos del protagonista. Sin embargo, en su segunda mitad, la que nos muestra las vivencias de Kaji como prisionero de guerra, el relato vira hacia esquemas más clásicos y trillados, mostrando en cierta medida como el protagonista vive en primera persona las penalidades que él mismo había tratado de evitar para los prisioneros chinos en la primera entrega de la trilogía. Pero en esa parte el relato adolece nuevamente de mostrar unas situaciones y diálogos redundantes y que se alargan en exceso, con lo que el ritmo narrativo decae bastante en ese tramo del metraje, sin que levante el vuelo hasta muy el final, cuando la historia enlaza con el trágico desenlace del periplo de Kaji en busca de su esposa Michiko.

En cualquier caso, hay que concluir que La Plegaria del Soldado es en muchos aspectos la mejor entrega de la trilogía de Kobayashi, y un dignísimo cierre de la misma. Una película indispensable, sobre todo por su excelente primera parte, que supone toda una lección de cine, con mayúsculas. Un título que pone el mejor broche posible a una trilogía de excelente ambientación, montaje y guión, y que sin duda es de indispensable visionado para los buenos aficionados al cine.

Calificación: 7,5/10