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sábado, 1 de enero de 2011

Almirante Yamamoto (Rengo kantai shirei chôkan: Yamamoto Isoroku)

Almirante Yamamoto (1968)

La historia comienza en 1939. Mientras la guerra en Europa hace que muchos altos mandos militares japoneses presionen al gobierno para establecer una alianza con Alemania, el Almirante Isoroku Yamamoto (Toshiro Mifune) se muestra contrario a la guerra contra los Estados Unidos, advirtiendo al estado mayor del poder industrial norteamericano, lo cual le granjeará la enemistad de los comandantes del ejército. No obstante, cuando el gobierno japonés decide entrar finalmente en la guerra atacando Pearl Harbor, Yamamoto se pondrá al frente de la Flota Combinada de la Marina Imperial para dirigir las operaciones navales a lo ancho del Pacífico.

Rengo kantai shirei chôkan: Yamamoto Isoroku (“El Almirante de la flota combinada: Isoroku Yamamoto”), es una producción nipona de finales de la década de los 60, dedicada al que probablemente es el militar japonés más famoso del S. XX, el almirante Yamamoto. Al estallar la II GM, Yamamoto, que había participado como alferez en la Batalla de Tsushima en 1905, ya era uno de los militares japoneses más respetados y prestigiosos, y su temprana muerte en combate aéreo en 1943, hizo que su figura fuera elevada a la categoría de héroe legendario para el pueblo japonés. En este caso, la narración abarca el periodo comprendido entre 1939, y la muerte del almirante, acaecida el 18 de Abril de 1943, tras ser derribado el bombardero en que viajaba por una escuadrilla de cazas P-38, especialmente enviada a interceptar el avión de Yamamoto, al tener conocimiento la inteligencia aliada de la ruta que iba a seguir el mismo, gracias a la intercepción de los mensajes cifrados japoneses.

En ese sentido, el film ofrece una correcta síntesis de los principales hechos políticos y militares del periodo que relata, además de ofrecer un retrato bastante elogioso –y a veces, casi hagiográfico- del personaje. Personalmente me gustó especialmente la parte que muestra la posición cauta de Yamamoto respecto a las posibilidades reales de Japón de vencer en una guerra contra los aliados occidentales, y la preparación del ataque a Pearl Harbor. Tampoco está mal como se relata la derrota japonesa en Midway, reflejando con fidelidad las circunstancias que determinaron la destrucción de la escuadra de portaaviones del almirante Nagumo en dicha decisiva batalla naval, que cambió definitivamente la suerte de la guerra en el Pacífico.

Ahora bien, la película también tiene aspectos mucho menos logrados, aparte del ya mencionado retrato enteramente benigno de Yamamoto. En primer lugar, para recrear las escenas de combates aéreos y navales, quitando algunos planos filmados y de material de archivo que están bien insertados, se emplearon una serie de maquetas bastante evidentes y burdas, de modo que los efectos visuales resultan bastante deficientes incluso para los cánones de la época. No en vano, la realización de los efectos especiales correspondió a Eiji Tsuburaya, conocido mundialmente en aquella época por ser el responsable de los efectos visuales de las películas de la serie “Godzilla”, que eran producciones de pura serie B.

Además, la película adolece de otro defecto muy común a las producciones bélicas japonesas: su absoluto maniqueísmo a la hora de presentar las motivaciones japonesas para entrar en la guerra, que fueron de carácter puramente imperialista e incluso racista. Aunque al menos, hay que reconocer que contiene cierto atisbo de autocrítica al mostrar la insidiosa influencia del patriotismo exaltado de los jefes del ejército de tierra, impacientes por entrar en la guerra del lado del Eje. Igualmente, el retrato que se hace de los políticos y militares japoneses en general, resulta bastante amable, mostrando una galería de personajes más bien planos y esquemáticos. En cualquier caso, es destacable el enorme carisma interpretativo del que hace gala el actor Toshiro Mifune encarnando a Yamamoto, un papel que repetiría ocho años más tarde, volviéndose a poner en la piel del famoso almirante en “La Batalla de Midway”.

En resumidas cuentas, Almirante Yamamoto ofrece un correcto relato histórico-biográfico sobre el personaje. Pero desde el punto de vista cinematográfico, la película es bastante mediocre en el aspecto visual y narrativo. Merece la pena verse sobre todo por la interpretación de Mifune, y agradará al aficionado a la historia de la II GM, pero es un título que, en cuanto a calidad artística, no pasa de discreto.

Calificación: 4/10

2 comentarios:

Major Reisman dijo...

Buenas

Nada que añadir a lo que has dicho.Si no fuera por Mifune esta película sería infumable.

Un saludi

Von Kleist dijo...

Buenas Reisman

Como apuntaba en tu blog, al menos es de agradecer -y casi un hito- la ligera autocrítica que el film contiene respecto al militarismo exacerbado de buena parte del alto mando del ejército en los meses anteriores a la entrada de Japón en guerra. De lo demás, como bien señalabas en tu reseña, poco puede rescatarse, aparte de la muy eficiente interpretación de Mifune, en un papel que le iba como anillo al dedo.

Saludos