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viernes, 27 de junio de 2008

Evasión o Victoria (Escape to Victory)

Evasión o victoria (1981)

La acción nos situa en el año 1943. El mayor Von Steiner (Max Von Sydow) es un oficial alemán que de visita en el campo de prisioneros aliados de Gensdorff, con motivo de la de inspección del campamento por representantes del Comité Internacional de la Cruz Roja, observa como un grupo de prisioneros juega al fútbol. A Von Steiner, un apasionado del futbol, se le ocurre entonces la idea de organizar un partido de una selección alemana contra un grupo de prisioneros aliados. Aunque el oficial aliado del campo, el Capitan Colby (Michael Caine), en principio se opone, acabará aceptando el reto con la idea de aprovechar el partido para organizar su fuga y la de todo el equipo de prisioneros.

Bueno, como estamos en plena efervescensia futbolera, y en vísperas de un partido histórico para mi querida Selección Española de fútbol, creo que la ocasión es propicia para comentar este film con el deporte rey como argumento de fondo. La verdad es que ésta es una producción bastante atípica dentro de la filmografia del famoso realizador norteamericano John Huston, quien pese a ser estadounidense y no tener mucha idea de futbol decidió encargarse de este proyecto, basándose en un guión escrito por Evan Jones y Yabo Yablonsky, que aunque parezca mentira, está lejanamente inspirado en hechos reales acaecidos durante la II GM.

Tras la invasión de la URSS por los alemanes en 1942, los jugadores del Dynamo de Kiev que no habían escapado, fueron empleados por las autoridades de ocupación para jugar varios partidos de exhibición contra combinados alemanes, logrando varias victorias frente a estos. En agosto de 1942, pese a las amenazas alemanas de tomar represalias si no se dejaban ganar, el combinado del Dynamo venció por 5-3 a una selección de la Luftwaffe, humillación que fue demasiado para los alemanes quienes, tras el partido, detuvieron a 9 de los jugadores, que fueron ejecutados o enviados a campos de concentración. Naturalmente, la película no abordó esta parte de la trama real, sino que optó por presentar una versión suavizada de los hechos, trasladando la historia a un grupo de prisioneros occidentales.

Desde el punto de vista cinematográfico la película es bastante irregular. Para formar el equipo aliado, Huston no dudó en “fichar” a jugadores reales de fama mundial, contando entre otros con el mismísimo Pelé, el argentino Ardiles, el inglés Bobby Moore, y el belga Paul Van Himst. Para completar el reparto, se escogió al entonces emergente Silvester Stallone, para interpretar el papel de díscolo (y algo bruto) portero del equipo, además de experto en fugas. Claro que el hecho de contar con estos futbolistas profesionales haciendo de actores hace que sus interpretaciones aparezcan artificiosas y resulten poco convincentes (en especial el de Pelé, un mago de balón, pero un actor bastante mediocre), y de hecho, si exceptuamos a Michael Caine que cumple sin alardes, ni Stallone ni Max Von Sydow parecen estar muy a gusto en sus papeles.

Obviamente, la intención de la película es la de exaltar los valores de la resistencia, y lucha por la libertad mezclándolos con elementos propio de la épica deportiva que tanto gustan al público norteamericano, mezcolanza que, en este caso, funciona solo a medias en el mejor de los casos. De las dos tramas principales del argumento, la del plan de fuga resulta más bien plana y previsible, mientras que la parte deportiva a mi no me termina de convencer. Se nota que Huston no entendía de futbol, porque las escenas del partido están filmadas sin pasión, aunque se pretenden engrandecer con un par de escenas espectaculares de “futbol de salón” protagonizadas por Pelé (con gol de chilena incluido) que lo hacen aun más inverosimil.

Y todo ello coronado con un épico y pretencioso happy ending final, poco creible y bastante alejado de los hechos reales en los que se inspira la historia. Con todo, hay que reconocer que la historia resulta medianamente entretenida (hecho refrendado por una más que buena acogida por parte del público cuando se estrenó) y que para los aficionados al fútbol siempre será un título de referencia por haber contribuido a la generalización de este deporte. Pero desde el punto de vista cinematográfico, es uno de los títulos menores de la filmografía de Huston.

Calificación: 5,5/10

jueves, 26 de junio de 2008

Zero (Zero faita dai kûsen)

Zero (1966)

A través de la historia de dos amigos enrolados en la Fuerza Aearea japonesa, el teniente Yuzo Hamada y el mecanico Mikushima, el film hace un repaso al desarrollo y al historial de combate del famoso avion de caza Mitsubishi A6MZero”, uno de los aviones míticos de la II GM. Desde sus vuelos reprueba y primeros combates en diciembre de 1941 hasta el final de la guerra, ambos hombres serán testigos de las hazañas aereas del mítico Zero.

Esta curiosa producción japonesa es probablemente un caso único, al ser una película puesta al servicio no de unos personajes o de una historia determinada, sino que está dedicada integramente a un tipo de avión de caza. Sobre esta premisa, y partiendo de un argumento y unos personajes bastante esquemáticos, la película va haciendo un repaso al historial del Zero antes y durante el transcurso de la II GM. La verdad es que la película no carece de interés para los aficionados a la historia militar como es mi caso. Por ejemplo, me gusta la escena en la que el oficial les muestra a los dos cadetes el prototipo sin pintar del Zero con su estructura de aluminio, y les dice que “con este avión Japón será el dueño de los cielos”. También tiene su punto de interés el repaso general que el film hace de la evolución de la guerra en el Pacífico, o el que se muestren aspectos técnicos como la sorpresa de los pilotos japoneses al descubrir el grueso blindaje que protegía a los aviones norteamericanos frente a la escasa protección de sus cazas…etc.

Pero lo cierto es que desde el punto de vista cinematográfico, la película deja mucho que desear. Apenas hay desarrollo de los personajes, los diálogos son mayormente intranscendentes y además las escenas de combates aéreos son bastante deficientes. Pese a que las tomas aereas de los Zero reales no están mal, los estudios Toho, que se encargaron de la producción, eran los mismos que produjeron las famosas películas "de monstruos" japonesas de los 60. No es de extrañar, por tanto, que las secuencias de combates se limiten a mostrar maquetas bastante burdas de los aviones y primeros planos de las cabinas, lo cual me recordó en demasiados momentos a los efectos visuales de las películas de Godzilla. A todo esto hay que añadir que la película desprende el típico halo patriotero y justificativo de las producciones niponas, pero en este caso aun más acentuado por el hecho de que ensalzan sin el menor disimulo las virtudes japonesas y el mérito tecnológico de producir un avión como el Zero. Viendola, parece que estemos ante una película de propaganda filmada durante la contienda y no después de ella.

En definitiva, Zero tiene ciertos aspectos interesantes para los aficionados a los temá bélicos en general y a la aviación en particular, pero su calidad cinematográfica es bastante deficiente, casi de “cero”.

Calificación: 2,5/10

lunes, 23 de junio de 2008

Todos fueron valientes (None but the brave)

Todos fueron valientes (1965)

El teniente Kuroki es el jefe de un pequeño destacamento japonés destinado como guarnición en una pequeña y olvidada isla del Pacífico, que pretende escapar de la misma junto con sus hombres para reincorporarse al frente. Un dia, la rutinaria vida de las tropas de Kuroki se ve alterada cuando un C-47 norteamericano que transportaba un grupo de marines es derribado por cazas japoneses y se estrella en la isla. El pelotón norteamericano, liderado por el Capitán Bourke y el ayudante sanitario Maloney (Frank Sinatra) no tardará en enfrentarse a los japoneses por el control de la isla. Sin embargo, la fuerza de las circunstancias y las necesidades de supervivencia harán finalmente que ambos grupos de hombres pasen de la hostilidad inicial al entendimiento, y finalmente cooperarán por salir adelante.

El famoso cantante Frank Sinatra pasó buena parte de la década de los 60 buscando papeles que le permitieran revitalizar su languideciente carrera cinematográfica. Para ello afrontó este proyecto, hecho a su medida y en el que también iba a encargarse de la dirección (fue la única vez que lo hizo), además de colaborar en las tareas de producción. Muy probablemente Sinatra eligió una historia ambientada en la II GM recordando que su mejor interpretación vino dada precisamente en un film de este tipo, que le valió el Oscar al mejor actor secundario, por su papel de Maggio en “De Aquí a la Eternidad”.

Hay que reconocer que la película pese a estar rodada en plena década de los 60, parte de unos planteamientos bastante originales y honestos, pues partiendo de un punto de partida argumental con claros tintes antibelicistas, se esforzó en humanizar a los japoneses ofreciendo una visión más cercana de estos, algo que podía considerarse bastante rompedor para la época. Casi por primera vez en una producción nortamericana, los japoneses aparecen retratados no como los malvados y fanáticos enemigos, sino como hombres con sus propios sentimientos de honor y patriotismo, algo que luego también aparecería desarrollado en títulos posteriores como “Infierno en el Pacífico” o “Playa Roja”. Además, el argumento está inteligentemente desarrollado y logra mostrar como, por encima de las diferencias nacionales, culturales y raciales, siempre pueden imponerse los sentimientos de fraternidad humana. Además, el film evita caer en el “happy ending” fácil para mostrar, en cambio, un amargo final que pone de manifiesto la inutilidad de la guerra, lo cual refuerza el trasfondo antibelicista de la historia, dándole más contundencia al mensaje pacifista que pretende transmitir.

Quizás se le puede achacar que los personajes en general resultan algo planos, y que el desarrollo de la historia queda un poco falto de intensidad dramática, pero igualmente hay que reconocer que la dirección de Sinatra resulta más que digna. Las actuaciones del reparto americano y japonés también me parecieron bastante creibles, incluida la de Sinatra, que no era un gran actor, pero sí que solía mostrarse solvente en pantalla. En resumidas cuentas “Todos fueron valientes” me parece un film aceptablemente entretenido, de correcta factura, y cuyo mensaje conserva su vigencia aun hoy dia.

Calificación: 6/10

jueves, 19 de junio de 2008

Yamato (Otoko tachi no Yamato)

Yamato (2005)

La acción nos sitúa en el año 2005, en vísperas del 60º aniversario del hundimiento del acorazado Yamato. La joven Makiko Uchida, hija del contraalmirante Uchida, un antiguo tripulante del buque, llega a un puerto del Sur de Japón buscando a alguien que pueda llevarla al lugar del hundimiento. Finalmente lográ convencer a Katsumi Kamio, un viejo marino y camarada de Uchida, para que le muestre el lugar. El viaje de ambos despertará todos los recuerdos de Kamio acerca de su vida a bordo en el poderoso buque y los hechos que rodearon a su hundimiento.

El superacorazado Yamato fue (junto con el Bismarck) el buque de guerra más mítico de la II GM. Construido para ser buque insignia de la Flota Imperial Japonesa, era el acorazado más poderoso de su tiempo. Con 72.000 toneladas de desplazamiento (lo normal para un acorazado estaba en torno a las 34.000) y su armamento principal compuesto por 9 cañones de 460 mm, el Yamato era un auténtico coloso de los mares. Curiosamente el Yamato no llegó a entrar en acción de combate contra ningún otro buque, por lo que su actuación durante la guerra fue más simbólica que efectiva. Finalmente en plena hecatombe japonesa, el abril de 1945, el mando naval japonés lo envió a Okinawa en una misión suicida: enfrentarse en solitario a la flota americana que apoyaba las operaciones contra la isla. El desamparado buque japonés no tuvo opción de combatir. Detectado antes de llegar a Okinawa, fue atacado por centares de aviones norteamericanos que literalmente lo acribillaron a base de bombas y torpedos, por lo que el buque, herido de muerte, se fue a pique.

En cuanto a la película, tiene algunos aspectos destacables y otros mejorables. Entre los primeros cabe destacar la buena ambientación y la recreación del Yamato mediante unos aceptables (aunque no sobresalientes) efectos digitales en tres dimensiones, que logran devolverle la vida al poderoso buque, aunque se echa en falta algún que otro decorado real junto con tomas más amplias del barco. Otro tanto puede decirse de las escenas de combates, bien filmadas y realistas, sin omitir la parte sangrienta de la guerra, aunque sin llegar a la excelencia. Hasta ahí llega lo bueno del film. En cuanto a lo menos bueno, se pueden señalar también varias cosas. En primer lugar, aparece (como una constante en las producciones japonesas) la descarada parcialidad y maniqueismo a la hora de presentar los hechos históricos. En especial me llamó la atención la explicación que se da sobre el ataque a Pearl Harbor: el bloqueo decretado por EEUU obligó a Japón a atacar “para impedir el perjuicio de la economía”, naturalmente, el tema del imperialismo nipón ni se menciona. Tampoco me terminó de convencer como se abordan las historias personales de los protagonistas, con una marcada tendencia a caer en lo melodramático y con ciertas dosis de sensibleria que no conmueven en absoluto, pese a la evidente intención de hacerlo. Eso, unido a más de un momento en que la película cae en un ritmo demasiado plomizo, le resta bastante interés a la historia que nos muestra el film.

En definitiva, “Yamato” es una producción de limitados medios que cumple su objetivo de rendir tributo al famoso acorazado nipón pero que no presenta un mayor interés cinematográfico. Un producto claramente ideado para el consumo interno japonés, aunque no deja de tener su punto de interés para los aficionados a temas navales y a la II GM.

Calificación: 4/10

lunes, 16 de junio de 2008

La Batalla de Okinawa (Gekido no showashi: Okinawa kessen)

La Batalla de Okinawa (1971)

La acción nos sitúa en 1945. Mientras las fuerzas norteamericanas en el Pacífico se disponen a continuar su avance sobre Japón, el alto mando japonés decide fortificar la isla de Okinawa, situada al sur de Japón. Sabedores de que esta isla va a ser el próximo objetivo de las fuerzas de EEUU, el alto mando japonés decide reforzar la guarnición local con el 32º ejército del general Ushijima, cuya misión consistirá en resistir a las fuerzas enemigas hasta la muerte, con el fin de impedir la invasión de Japón.

"La Batalla de Okinawa" es una producción japonesa dirigida por el realizador Kihachi Okamoto, filmada a mayor gloria de los miles de japoneses caidos en la famosa y ultima gran batalla de la guerra en el Pacífico. La pelicula no se centra en ningún personaje en concreto sino que ofrece un mosaico de historias que tienen como hilo conductor la reconstrucción –siempre desde el punto de vista nipón- de los principales hechos que se produjeron durante los dos meses y medio de combates en Okinawa. En general, la película es correcta históricamente pero bastante irregular desde el punto de vista cinematográfico, con algunos aspectos buenos y otros deficientes. Lo mejor del film es, sin duda, el cómo muestra los horrores de la guerra, en especial los padecimientos de la población civil, el sufrimiento de los heridos, la desesperación de los soldados ante la derrota conforme esta se va haciendo inevitable…etc. Sin embargo, el mensaje antibelicista que podría transmitir esta historia queda desfigurado en gran medida por el descarado maniqueísmo con el que se retrata a ambos bandos, mostrando a los americanos como soldados sin rostro, sanguinarios y brutales con la población; frente a los abnegados y heroicos japoneses que luchan por defender su país. Para tratarse de una producción de los años 70, hubiera sido de esperar algo más de profundidad e imparcialidad a una historia que se limita a presentar a los japoneses como los “buenos” frente a los “malos” estadounidenses.

En cualquier caso, hay que reconocer que el film gana bastante en intensidad dramática en el último tramo del metraje, mostrando de una forma bastante cruda y realista la fatalidad japonesa ante la derrota, y los suicidios de muchos combatientes y civiles que prefirieron la muerte a la rendición. Por lo demás, el film no ofrece demasiadas cosas especialmente destacables. Las escenas bélicas no están del todo mal, aunque pierden credibilidad debido a la excesiva teatralidad de las muertes en combate y –sobre todo- por lo mal que están hechas las explosiones y disparos, con unos efectos visuales manifiestamente mejorables. También se le puede achacar un ritmo demasiado plomizo en la parte central del film, que hace que la duración de este (140 minutos) se haga excesivamente larga. En cualquier caso, resulta interesante, por mostrar la visión japonesa del conflicto, y también porque sirve para constatar que “Cartas desde Iwo Jima” le debe algún que otro fotograma a este film.

En resumen, una película históricamente interesante, aunque demasiado maniquea al presentar los hechos, pero que ofrece la otra visión del conflicto por lo que tiene su parte de interés.

Valoración: 5,5/10

jueves, 12 de junio de 2008

La Fortaleza (Castle Keep)

La Fortaleza (1969)

Bélgica, finales de 1944. El Mayor Falconer (Burt Lancaster) lidera una variopinta escuadra de infantería americana formada por ocho hombres que es enviada a ocupar el solitario castillo propiedad del Conde de Maldorais, situado en Las Ardenas belgas. Cuando Falconer tiene conocimiento de que los alemanes preparan una ofensiva que habrá de pasar por la zona del castillo, prepara a sus hombres para defenderlo a toda costa e impedir que los alemanes lo tomen.

Sin lugar a dudas, "La Fortaleza" es una de las producciones menos conocidas y más atípicas del recientemente fallecido director norteamericano Sidney Pollack. Pese a estar filmada a finales de los 60, más parece una película propia de la sicodelia setentera mezclada con elementos del surrealismo italiano. La historia, de tintes antibelicistas, adquiere pronto un tono que parece entresacado del “realismo mágico” de los libros de Gabriel Garcia Marquez. La coherencia del relato se sacrifica en más de un momento en favor de una parte discursiva con pretensiones filosóficas y la plasticidad de las imágenes, que buscan impactar al espectador mediante el empleo de sugerentes metáforas visuales, aunque para mi gusto, sin lograrlo.

La verdad es que esta película de Pollack me pareció un film bastante fallido ya que no acaba de encontrar el tono apropiado para la narración. La mezcla de comedia absurda (ejemplificada en el pasaje del soldado enamorado de un Volkswagen) con elementos bélicos y surrealistas no está nada lograda y desde luego no es armónica. Y si todo a ello se suma el refrito de unos diálogos con una pedante y poco convincente carga filosófica, el resultado es que la película se hace bastante infumable, e incluso irritante en más de un momento. Respecto a los actores, lo único que puede decirse es que están muy desdibujados dentro de unos papeles bastante artificiosos, de modo que ninguno de ellos destaca especialmente.

Por rescatar algo del desastre, se pueden salvar la buena en fotografía en color y la ambientación de exteriores, pero por lo demás, la película naufraga en todos los sentidos. Parece mentira que un actor de prestigio como Burt Lancaster se prestara para protagonizar este bodrio, que por supuesto, es uno de los peores trabajos dentro de la amplia filmografia de Sidney Pollack.


Calificación: 3/10

lunes, 9 de junio de 2008

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (Four Horseriders of Apocalipsys)

Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis (1962)

Julio Madariaga, el patriarca de una acomodada familia argentina, verá como el ascenso del nazismo en Europa divide a las dos ramas de su familia. Una de ellas, de origen francés, encabezada por Julio Desnoyers (Glenn Ford), se enfrentará a la rama alemana, los Von Hartrott, cuya militancia nazi les permitirá ocupar puestos de importancia en la Werhmacht. Finalmente, el estallido de la II GM hará que ambas familias participen en la contienda en bandos opuestos e incluso lleguen a convertirse en rivales por causa de sus ideas políticas.

El director Vincent Minelli realizó con esta película la que suponía la segunda adaptación cinematográfica de la archiconocida novela homónima del escritor español Vicente Blasco Ibáñez, tras la lejana primera adaptación, una película muda del año 1921, con Rodolfo Valentino en el papel protagonista. En esta ocasión se rehizo el guión para modernizar la trama, trasladando la acción y los personajes de la novela, ambientada en la I GM, al contexto de la Segunda Guerra Mundial.

Aunque hay que reconocer el esfuerzo que hizo el casi siempre competente Vincent Minnelli por darle una nueva vuelta de tuerca a la existosa novela de Blasco Ibáñez con esta renovada versión cinematográfica de la misma, lamentablemente el resultado no estuvo a la altura deseable. Tampoco ayudó el hecho de que el proyecto estuviera lastrado por circunstancias adversas prácticmanete desde el principio. Para empezar, Minelli quiso en un principio al francés Alain Delon para el papel de Julio, pero los estudios MGM le impusieron a Glenn Ford, un actor mucho menos apropiado para el tipo de personaje del que se trataba y cuya edad no era la más adecuada para dar vida al protagonista. Tampoco la elección de la coprotagonista, la sueca Ingrid Thulin, de la que se esperaba fuera la nueva Greta Garbo, fue especialmente afortunada, ya que la actriz no terminó de sentirse a gusto en el papel y su quimica con Ford en pantalla fue nula.

Por otro lado a la película le falta fuerza, pulso narrativo e interés casi desde el primer momento. La acción es demasiado lenta, los diálogos resultan demasiado ampulosos amén de forzados, y el desarrollo argumental carece de capacidad para captar el interés del espectador. La parte romántica del film, excesivamente dilatada, se hace interminable, además de bastante empalagosa, sin ofrecer una parte de acción que sirva de adecuado contrapeso. La película se salva del desastre gracias a una cuidada puesta en escena y a una buena ambientación de los escenarios exteriores donde se desarrolla el film, pero por lo demás, la película no pasa de discreta. Sin duda uno de los trabajos menos afortunados de Minelli, y una floja adaptación del texto literario de Blasco Ibáñez.

Calificación: 4,5/10

jueves, 5 de junio de 2008

El Baile de los Malditos (The Young Lions)

El Baile de los Malditos (1958)

El estallido de la II GM hará que las historias paralelas de tres hombres llamados a participar en el conflicto terminen entrelazándose. El teniente Diestl (Marlon Brando) es un oficial alemán cuyos ideales de servir a la patria por una causa justa, se van viendo desdibujados por la inhumanidad de la guerra y los crímenes que presencia. Michael Whitecre (Dean Martin) es un cínico y famoso actor de Broadway que es llamado a filas pese a su rechazo de los deberes militares y el temor a arriesgar su vida en el campo de batalla. Por su parte, Noah Ackerman (Montgomery Clift) es un soldado americano de origen judío cuyo patriotismo no impide que sea marginado por sus compañeros debido a su credo, y que ha de afrontar el rechazo de la propia sociedad por la que combate.

Basándose en la novela de Irwin ShawThe Young Lions” (“Los jóvenes leones”), que es como se tituló en EEUU, el director Edward Dmytryk adaptó para la gran pantalla está historia de marcado carácter antibelicista. El mayor mérito que puede atribuirsele a esta película, rodada en plena década de los cincuenta, es que supuso en su momento un nuevo enfoque acerca de la II Guerra Mundial, alejándose del heroismo épico de otras producciones contemporáneas, para profundizar en los aspectos morales y personales del conflicto. Ciertamente fue una producción novedosa por narrar el conflicto desde los puntos de vista contrapuestos de los distintos bandos, así como por mostrar las miserias y contradicciones internas de la sociedad norteamericana en forma de la discriminación que sufre el personaje de origen judío interpretado por Clift.

Sin embargo, hay distintos aspectos que hacen que “El Baile de los Malditos” diste de resultar la gran película que podía haber sido. En primer lugar, da la impresión de que Dmytryk no acaba de encontrar el pulso adecuado para mover todos los hilos de la compleja estructura narrativa que plantea el argumento. Así, tras un prometedor arranque, el ritmo va decayendo gradualmente y en mi opinión esto es debido en gran parte a que se dilata demasiado la introducción de los dos personajes norteamericanos. Otro defecto radica en la debilidad de las escenas bélicas, muy poco espectaculares y que no mueven a ningún tipo de emoción, aunque esta fuera antibélica. Con todo, hay que reconocer que el film contiene un par de escenas destacables, especialmente el encuentro de Dietl en el hospital militar con su desfigurado capitán (por cierto, personaje brillantemente interpretado por un joven Maxilimilian Schell), cuando este le dice "Deme una bayoneta, no es para mi..."; y el portazo que Brando a la adultera esposa de su oficial.

Pero, pese estos y algún otro momento inspirado, la película no termina de enganchar al espectador, lo que bajo mi punto de vista se debe a lo excesivo de su metraje y al ritmo irregular de la narración. También hay que apuntar un factor que afectó a muchas producciones de los años ciencuenta; la “correción política” de la época imponía cierta censura a los estudios, de manera que muchas de las partes más crudas de la novela fueron suavizadas para hacer la película más digerible para el gran público, lo cual indudablemente le resta fuerza al mensaje antibelicista del texto literario.

En el apartado interpretativo, hay que destacar el sobresaliente reparto, en que brilla especialmente Marlon Brando, con unos solventes Montgomery Cliff en el rol de otro personaje atormentado que tan bién se le daban, y Dean Martin, que no desentona en su papel de cínico y cobarde playboy. En resumen “El Baile de los malditos” conserva aun hoy cierto interés por lo novedoso de sus planteamientos en su contexto, y también por el excelente reparto protagonista. No desmerece un visionado.

Calificación: 6/10

lunes, 2 de junio de 2008

La Delgada Linea Roja (The Thin Red Line)

La Delgada Linea Roja (1998)

Frente del Pacífico, año 1942. La compañía de infanteria “C” de Charlie es desembarcada junto con miles de hombres más en Guadalcanal para tomar parte en los combates por la conquista de la isla. A través de los ojos de varios de los integrantes de dicha compañia, la historia nos cuenta las distintas actitudes de los hombres enfrentados a la realidad de la guerra. El soldado Witt (Jim Caviezel) enviado a una unidad disciplinaria por desertar, es un pacifista que destesta la guerra y solo desea volver junto a su esposa; el Coronel Tall (Nick Nolte) un oficial sediento de gloria personal, el Capitan Stavros (Elias Koteas) jefe de la compañía, preocupado ante todo por la vida de sus hombres; y el Sargento Welsh (Sean Penn) un soldado profesional que desprecia a los oficiales. Todos ellos se verán envueltos en los durísimos y sangrientos combates por Guadalcanal.

Veinte años después de dirigir su última película, el director Terrence Malick afrontó con este film la segunda adaptación cinematográfica (la primera, databa de 1964 y se tituló en España “El ataque duró siete dias”) de la novela homónima de James Jones, una de las grandes novelas bélicas del S. XX. He de admitir que la primera que vez que visioné esta película, poco después de su estreno, me pareció tremendamente plomiza y en más de una ocasión perdí el hilo de la historia al no entender muy bien lo que contaba. Así que me prometí leerme la novela en la que se basa y volverla a ver, para juzgar mejor la calidad del film. Hecho esto, he de decir que mi primera impresión se ha visto confirmada, aunque quizás con más matices que aportan el haber leído el original literario en el que se inspira la película.

Lo primero que llama la atención es que Malick hace una adaptación bastante libre del texto de Jones en más de un aspecto. No solo cambia la personalidad de algunos personajes importantes (por ejemplo, Witt, que es uno de los protagonistas en el film, es un personaje secundario en la novela y aparece mezclado con otro personaje central, el soldado Bell; o como el judio capitán Stein, se transmuta en el griego Stavros), sino que también acorta partes importantes de la novela y alarga excesivamente otras que no lo eran tanto. Por ejemplo, la parte previa al asalto de la colina, bastante extensa en la novela, y que en esta sirve para presentar a los personajes principales del relato, queda excesivamente reducida en el film. Esto hace que escenas que son bastante relevantes en la novela queden reducidas a rápidos planos y diálogos que no se entienden muy bien si no se ha leído el libro. En cualquier caso, todo esto sería secundario si la película, a cambio de las mutilaciones argumentales, ofreciera algo de mayor interés, pero desafortunadamente no es así. Hay que reconocer que la parte bélica sí que es bastante fiel a como se relatan en la novela los combates, pero la adulteración de las otras partes esenciales del relato literario hace que el resultado en pantalla no sea del todo acorde con la calidad de la novela original y que –para el espectador que no haya leido el libro- demasiadas partes resultan escasamente inteligibles.

En vez de profundizar en las extremas sensaciones emocionales de los soldados, como hace Jones, Malick se saca de la manga unos reiterativos monólogos interiores de tintes filosóficos que en general resultan más cargantes que otra cosa. Por otro lado, la historia se diluye en demasiadas digresiones filosóficas, sin profundizar en la descripción de cada uno de los personajes (otro aspecto importante de la novela) lo que hace que el hilo conductor del argumento resulte algo más que difuso. Además, tratandose de un film tan reciente no se entiende que Malick haya suprimido en su película gran parte del contenido más políticamente incorrecto de la novela, como el tema de la homosexualidad en el ejército o la ya mencionada eliminación del personaje del Capitán Stein, el jefe de compañía judio que aparece en la novela. De esta manera el mensaje de la novela, profunda y visceralmente antibelicista, queda demasiado difuminado y en más de un aspecto, desdibujado.

En definitiva, “La Delgada Linea Roja” es un film con algunas luces, pero también con muchas sombras. Pese a lograr algunas buenas imágenes, y plasmar fielmente determinadas partes de la novela, la historia se pierde en excesivas digresiones filosóficas que le restan coherencia al conjunto. Esto, unido a la gran cantidad de personajes que entran y salen, sin un adecuado desarrollo, y a la escasa acción que contiene en la segunda mitad del metraje, hace que la parte final del film resulte por momentos, soporífera. Personalmente opino que Malick, pese a mostrar oficio en la realización, no logra firmar una adaptación especialmente buena del magnífico texto de James Jones que inspira la historia, el cual merecía algo más que algunas buenas escenas de combate. En definitiva, “La Delgada Linea Roja” pese a ser un título estimable, se queda a medias en más de un aspecto.

Calificación: 6,5/10